Cómo gestionar tus emociones

Hablemos de cómo gestionar tus emociones. Puede que muchas veces hayas pensado que necesitas ayuda para controlar tus emociones, pero déjame decirte algo, no se trata de controlar qué sientes o cómo te sientes, sino más bien de aprender a reconocer y gestionar tus emociones para que así puedas vivir de manera más plena todo lo que te ocurre.

Ahora quizá pienses: ¨ya pero sentir rabia no es bueno¨, o ¨el miedo es una emoción negativa¨. Lo entiendo, porqué socialmente te han enseñado, al igual que a mí, que hay emociones buenas y malas, pero la verdad es que no hay emociones positivas o negativas, ya que todas ellas son necesarias en su justa medida.

Vamos a adentrarnos en esto de las emociones positivas y negativas: Como emociones negativas seguramente siempre habrás oído que no hay que tener miedo, pero el miedo es necesario para poder protegerte, para que estés alerta. Si no puedes reconocer que tienes miedo o piensas que es mejor evitarlo correrás el riesgo de exponerte a situaciones de peligro sin ni siquiera darte cuenta. Y si en cambio tus miedo toman mucha amplitud puede que te sientas bloqueado o incluso paralizado a la hora de tomar decisiones o llevar a cabo ciertas cosas.

La rabia también es otra de esas emociones que no es buena, ¿verdad? Pero la rabia te ayuda a tirar para delante, te sirve para tener la fuerza necesaria para actuar y cubrir tus necesidades o deseos, es básica para poder avanzar en tu vida. Pero es cierto, que una rabia extrema te puede llevar a perder el control.

La tristeza sería otra de las llamadas emociones negativas; a veces, puede que te ocurra que no quieras sentir la tristeza por miedo al dolor que te puede generar, pero la tristeza es necesaria para poder entrar en la intimidad contigo mismo, conectar con las cosas importantes que has perdido, o que anhelas y poder elaborar el duelo. La tristeza te puede llevar al recogimiento, a descansar, a soltar. Es muy necesaria para que puedas sanar. Pero cuando la tristeza la evitamos puede llevarnos a conductas nocivas como puede ser el abuso de sustancias como el alcohol u otras drogas o el comer en exceso. La tristeza en exceso podría convertirse en una estado depresivo.

Ahora veamos la emoción positiva por excelencia: la alegría. Esta emoción es la que te conecta con los otros, te permite socializar y compartir con los demás. Es una emoción relacionada con la felicidad, la diversión y el bienestar. Desde ella vives hacia afuera y es por esta razón que cuando se lleva al extremo puede ocurrir que estés más conectado con el exterior que contigo mismo.

Otra emoción considerada buena es la ternura; esta te lleva a cuidar y a proteger a las personas que quieres: tu familia, tus amigos, tu pareja… Te sirve para escuchar respetar y reconocer al otro. Pero un exceso de ella puede llevarte a estar más centrado en el bienestar de los demás que en el tuyo propio y, cómo bien sabes, eso puedo llevarte a descuidar tus propias necesidades.

Nuestras emociones en el cuerpo: Desconexión emocional y desconexión con nuestro cuerpo.

Las emociones se reflejan en nuestro cuerpo, y cuando existe una desconexión emocional es muy probable que también haya una desconexión con nuestro cuerpo. Es por eso que es tan importante que te tomes el tiempo de parar y escucharte a ti mismo, a tu cuerpo, que reconectes contigo mismo.

Propuesta de ejercicio: Continuo de conciencia, cómo me siento.

Ahora te propongo un pequeño ejercicio para trabajar la conexión con tu cuerpo y con tus emociones.

Primero de todo elige un lugar dónde te sientas bien, confortable, vas a estar así durante 20 minutos por lo que es importante que estés cómodo, ya sea sentado o echado. Una vez que hayas encontrado una posición confortable cierra los ojos y respira. Concéntrate en tu respiración, en como entra el aire por tu nariz y va recorriendo tu cuerpo, siente como llega a los pulmones para luego ir bajando hasta el estómago y la tripa, deja que el aire recorra todo tu cuerpo y poco a poco sácalo por la boca.

Pon atención a cómo estás, desde la cabeza hasta los pies y pregúntate cómo te sientes, qué sensaciones físicas tienes.

Y dite a ti mismo: me siento… tengo la sensación física de…

En alguna ocasión puede que tus pensamientos lleguen y empieces a despistarte, no pasa nada, solo date cuenta de ello y vuelve a la respiración. De esta manera estarás volviendo al aquí y ahora de cómo te sientes.

Este ejercicio es una primera aproximación para trabajar esta conexión con tu cuerpo y con tus emociones, saber pararse a sentir cómo estás, qué sensaciones tienes. Si lo practicas regularmente sentirás como poco a poco vas tomando una mayor conciencia de ti mismo y esto te ayudará a poder reconocer más fácilmente tus emociones.

Y si quieres adentrarte más en el mundo de las emociones no dudes en ponerte en contacto conmigo. A partir de tus necesidades, te acompañaré en el proceso de tomar conciencia de tus emociones y de cómo te sientes, dándote también herramientas para reconocer tus emociones desde tu cuerpo y que así puedas aprender a gestionarlas de una manera sana y acorde con lo que quieres.

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